Cuidar de la boca puede combatir otros dolores severos
Los dolores orofaciales son aquellos que afectan la región de la cara y en la boca. Son bastante comunes y llegan a afligir a un 20% de la población. El origen del problema puede venir directamente de la cara o zonas muy cercanas, como la cabeza, el cuello y hasta la zona del pecho.
Según Sylvia Smith, coordinadora del Comité de Dolor Orofacial para el Estudio del Dolor, las causas más comunes de estos problemas son de origen bucal, como las complicaciones en las encías, lengua y mandíbula. Además, enfermedades como el cáncer, problemas del corazón, diabetes y artritis reumatoide también pueden causar este tipo de sufrimiento.
"Pueden presentarse como dolor de oído, dolor de cabeza o incluso dolor en los dientes, y también pueden estar asociados con el bruxismo (rechinar de dientes) y los trastornos temporomandibulares (ATM)", explica.
Debido a los numerosos orígenes, es importante que el diagnóstico se realice detalladamente por un dentista especializado en el tratamiento del dolor orofacial. Además, una vez diagnosticada la causa, el tratamiento de estos problemas puede y debe ser llevado a cabo por un equipo de profesionales de diferentes especialidades, sobre todo en el caso de los dolores crónicos, que son los que duran más de seis meses. Neurólogos, fisioterapeutas y psicólogos son algunos de los especialistas que pueden contribuir a este tratamiento.
¿Cómo evitar este mal?
El dolor depende de múltiples factores para establecerse, lo que incluye enfermedades anteriores, problemas emocionales, sociales, genéticos, entre otros. Así que, para Smith, la mejor y más eficiente manera de evitar es el cuidado de la salud en general.
"Debemos cuidar no solo al bienestar físico, sino mental y social. Al mismo tiempo, siempre tenemos que ser conscientes del dolor agudo y tratarlo para no convertirse en un problema crónico. El diagnóstico correcto y precoz puede ayudar ", advierte la experta.
En el caso de los problemas bucales, que son las causas más comunes de esta enfermedad, lo que contribuye a su prevención es una rigurosa higiene bucal realizada con la ayuda de la seda dental y los raspadores linguales. Las visitas frecuentes al dentista también son indispensables.