El exceso de mal aliento puede poner en riesgo una relación
Si uno mantiene una higiene bucal impecable y aun así sufre de problemas de mal aliento, ¿qué hacer? Eso fue exactamente lo que le pasó a un gerente de banco, Pablo*, quien fue presionado por su novia y tuvo que cambiar sus hábitos. El primer cambio fue enfrentar la silla de un dentista, algo que evitó durante más de seis años. "Siempre fui muy detallista con la higiene oral. Me cepillo los dientes tres veces al día, uso hilo dental, cepillo la lengua y siempre tengo en mi maletín un enjuague bucal. Cuando era pequeño, tuvo que usar aparatos bucales por años. Hice todo correctamente ", rememora.
Pero fue exactamente la experiencia con los aparatos bucales lo que hizo que Pablo fuera tan cuidadoso con la higiene oral y a la vez tenerle miedo a la silla odontológica. A él no le gustaba la experiencia de usar brackets y, por lo tanto, prometió a sí mismo que no volvería a consultar un especialista. "Pensé que con una higiene bucal impecable estaría libre de tener que ir al dentista", dice el gerente.
El alerta de la novia
El primer indicio de la halitosis de Pablo llegó mediante una queja de su novia. "Cuando ella me dijo que tenía mal aliento, pensé que era una broma", reconoce. Pero las quejas persistieron y las peleas comenzaron a suceder.
Mariana no podía convivir con el olor que sentía y evitaba besar a su novio y a hablarle muy de cerca. " Como yo no sentina ningún mal olor, pensé que buscaba excusas para romper conmigo”, cuenta el joven.
"La mayoría de las personas no sabe que tiene el problema, debido a la fatiga olfativa. Debido a que huele todo el tiempo, el cerebro se acostumbra al olor ", explica Mathias Alenio Calil, vicepresidente de SOBREHALI (Sociedad Brasileña para el Estudio de la Halitosis).
Después de una investigación en internet y de mucha insistencia, Mariana fue capaz de convencerlo a Pablo a buscar un especialista. "Ella me dijo que podría ser fruto del estrés y me obligó a buscar un experto para el bien de nuestra relación. Seguí sus consejos", dijo.
Dónde estaba el problema
El estrés provoca una reducción en la producción de la saliva, porque la actividad de las glándulas salivales depende, entre otros factores, del equilibrio del sistema nervioso central, que es inestable en situaciones de nerviosismo. "La baja salivación perjudica la limpieza natural de la boca y aumenta la formación de una capa blanquecina en la lengua, que acumula bacterias y células muertas y que produce gases malolientes," explica Calil.
En el consultorio, Pablo descubrió que estaba cometiendo algunos errores típicos de los que sufren mal aliento: su nivel de estrés con el nuevo trabajo estaba muy alto, comía muy mal y pasaba mucho tiempo en ayuno, sin consumir nada entre las comidas.
Ahora, además del fin de las peleas con su amada, Pablo también cambió algunos hábitos en su rutina. "Empecé a jugar al fútbol con mis amigos para descargar el estrés y divertirme.
Además, no salgo sin algunas barras de cereal o frutas en la maletilla". Y eso no fue todo: "Aproveché la visita al dentista y me hice un chequeo y una limpieza dental. Y le prometí a mi novia visitar al dentista al menos una vez al año para que otros problemas sean diagnosticados de manera precoz ", finaliza.
* A pedido, Terra conservó la identidad original del personaje.