¡Las muelas del juicio no sirven para (casi) nada!
Durante millones de años fueron útiles para los seres humanos. Las muelas estaban presentes en los hombres de las cavernas, que las necesitaban para masticar alimentos más duros, como carnes crudas y raíces. Los dientes se ubicaban de los lados de la boca, tal cual los tenemos hoy. Pero esas piezas dentales, también llamadas muelas de juicio, ya no tienen una gran utilidad, pues logramos alimentarnos sin ellas. Además, pueden incluso tener un efecto dañino y provocar problemas bucales.
A medida que hemos ido evolucionando, nuestros maxilares (los huesos que forman la mandíbula) han ido reduciendo su tamaño pero, en cambio, hemos mantenido el mismo número de dientes: 32. Los expertos apuntan que, si bien con el paso del tiempo las muelas dejarán de existir, de momento se debe controlar su posible influencia negativa en la salud bucal.
Las muelas de juicio son las últimas piezas dentales en erupcionar y suelen aparecer entre los 16 y 25 años. Por lo general, la boca no tiene suficiente espacio libre para acomodarlas y, cuando eso ocurre, los dientes quedan retenidos (atrapados por otros dientes o por el mismo hueso, debajo del tejido gingival). Si los dientes quedan retenidos, se produce dolor e hinchazón en la zona.
Según datos de la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial (SECOM), . Un 72% tiene al menos un cordal inferior con dificultad de erupción, mientras que un 45% tiene problemas en la salida del cordal superior. La principal recomendación de los expertos es mantener una rutina de consultas al dentista para acompañar la evolución de las muelas y definir, junto con el experto, si resulta más conveniente extraerlas.