De moda desde finales de los años noventa, los piercings en la lengua y la boca han sido muy comunes entre algunas tribus. Sin embargo, estos adornos pueden dar lugar a consecuencias serias para la salud, como la salivación excesiva, daños en las encías y los nervios, pérdida del sentido del gusto, pérdida de los dientes o infecciones.
Los piercings en la boca conllevan muchos problemas, y la mayoría no se soluciona fácilmente.
De hecho, gran parte de los dentistas no recomienda el uso del piercing oral debido a estos riesgos.
Pero si aún así quieres arriesgarte, es fundamental que tengas en mente algunos cuidados tras ponerte la joya:
- Limpia exhaustivamente el piercing, principalmente durante las seis primeras semanas después la perforación, sobre todo tras ingerir alimentos y bebidas.
- Evita la ingesta de alcohol, tabaco y alimentos duros y pegajosos que puedan causar irritación en la zona perforada.
= Para una correcta higiene diaria, se recomienda utilizar un enjuague bucal antiséptico después de cada comida, cepillando la joya de la misma manera con la que se cepilla los dientes.
- Una vez la lengua o el labio se hayan curado, es importante quitarse el piercing todas las noches para cepillarse bien la boca y eliminar la placa dental.
Desde hace muchos años, la utilización del piercing oral lingual, labial y en el frenillo se ha transformado en una forma de expresión estética y modificación corporal común entre los jóvenes.
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Sea para manifestar una posición política y cultural o solamente para embellecerse, existen, sin embargo, riesgos que conllevan su colocación y que uno debe tener en cuenta antes de hacerlo.
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Las perforaciones en la boca pueden causar dolor, hinchazón, infección, babeo, pérdida del sabor y de las piezas dentales, cicatrices y dientes astillados. Por esta razón, el uso de estos adornos en la región oral preocupa a los especialistas por las múltiples complicaciones que presentan sus pacientes y que pueden terminar en problemas graves.
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Contagio de enfermedades: Al someterse al procedimiento de colocación de un piercing oral se está corriendo el riesgo de contraer enfermedades infecciosas como la hepatitis B, C, y D, Candidiasis, virus Epstein Barr, VHI, entre otros. Eso puede suceder debido a la mala higiene - desinfección y esterilización del equipo utilizado para realizar la perforación en algunos lugares.
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Dientes dañados: Las piezas dentales son las mayores perjudicadas por la presencia de los piercings bucales. El hábito de empujar y jugar con el adorno provoca traumatismos y fracturas dentales.
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Infecciones: Dado que se trata de un lugar que aloja millones de bacterias, estas complicaciones son muy comunes. La concentración de microrganismos suele aumentar alrededor del área de punción, y si la persona no realiza una higiene bucal impecable durante los primeros meses tras la perforación, el riesgo de infección es bastante elevado.
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Daño en los nervios y sangrado: Si la zona perforada alcanza el nervio, el usuario podría perder la sensibilidad alrededor del adorno. Además, la región oral contiene una gran cantidad de vasos sanguíneos, y su perforación puede originar un sangrado prolongado.
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Dificultad con la función oral: Los piercings orales, especialmente el lingual, pueden estimular la producción de saliva y cambiar la estructura bucal, lo que suele causar problemas para hablar, masticar o tragar.