Cinco cosas que quizás no sabes sobre tu cepillo de dientes

Cepillarse los dientes al menos dos veces al día es esencial para tener una buena higiene bucal. Aunque muchos se disponen a seguir una buena rutina de limpieza, no suelen preocuparse con el tipo de cepillo que usan, y especialmente sus cerdas. 

Los cepillos dentales varían en tamaño, forma y textura, así como en longitud, dureza y disposición de las cerdas; pueden usarse manual o pueden ser activados por un motor.

No hay evidencia clara que un tipo en particular de cepillo sea superior a otro, con respecto a la eliminación de placa dental y a la prevención de la gingivitis y de las posibles caries. Sus efectos varían conforme las peculiaridades de cada uno, y por eso es importante conocer un poco más sobre las partes del cepillo para elegir el más adecuado:

Cabeza: Las cabezas que son pequeñas, planas y rectas, resultan más cómodas de manejar y pueden llegar con facilidad a los lugares más recónditos, por lo que están más indicadas que las que son voluminosas.

Cerdas: Un criterio importante a la hora de seleccionar un cepillo de dientes eficaz es el número y la calidad de las cerdas. 

Cuanto más fibras tenga el cabezal, mayor será la superficie limpiadora y mejores resultados obtendrá el cepillado. Las cerdas, además, se clasifican en función de su dureza y pueden ser blandas, medianas o duras. Lo recomendable es elegir el tipo que le deja más cómodo.

Mango : La forma del mango no influye en la eficacia del cepillado, pero sí en la comodidad a la hora de limpiarse los dientes. Actualmente muchos cepillos llevan en el mango materiales antideslizantes, y también su forma está adaptándose para que resulte más cómodo el cepillado y no se produzcan movimientos bruscos imprevistos. 

En el caso de los niños, es mejor que utilicen un cepillo que tenga un mango grueso.